Mi esposo suplicó que no fuera al funeral de su padre, pero al descubrir con quién estaba, todo cobró sentido

Incluso los mejores matrimonios guardan secretos, ¿cierto? Ya sean matrimonios en dificultades o aquellos que han perdurado firmes durante años, todos tienen una esfera privada distinta a la de su pareja. Tener algunos secretos está bien, pero cuando son demasiados, comienzan los problemas. Demasiados secretos pueden desmoronar una familia como un castillo de naipes. Esta historia es sobre mí, una esposa decidida a encontrar respuestas... Y mi marido, un hombre resuelto a mantener sus secretos.

Era un día magnífico para conducir a gran velocidad. Así pensaba en la calurosa mañana de verano cuando descendía a toda velocidad por la costa, rumbo a un pequeño y próspero enclave del sur de Florida conocido como Tempest. Para llegar allí tenía que atravesar varios pueblos olvidados, llenos de letreros apocalípticos, pero eso no me importaba.

No estaba persiguiendo a mi exmarido, todo lo contrario. Me había estado esquivando durante meses, rehusando responder a las demandas de mi abogado. No tenía abogado. No entendía por qué prefería quedarse en un matrimonio infeliz, sin hacer nada, cuando su padre era un magnate militar adinerado.

Pero, por supuesto, mis súplicas desesperadas no hicieron mella en Matt Sheldon. Tampoco habían funcionado durante el matrimonio, ni cuando le supliqué que me contara sobre su familia, por qué desaparecía tanto y otras cuestiones importantes que una esposa debería saber.

Ignoré las múltiples llamadas perdidas de Matt después de eso. Sabía que ya estaba en una situación moralmente delicada por querer entregarle los papeles del divorcio en el funeral de su padre; eso simplemente me parecía mal. Aunque lo entendiera, no era ideal.