Una pasajera pide más leche y la azafata se queda helada cuando la mujer le entrega una nota secreta
This article appeared in thefashionball.com and has been published here with permission.
Aunque hay gente que se pone nerviosa al volar, la mayoría (sobre todo los auxiliares de vuelo que viajan a menudo) no espera que ocurra nada fuera de lo normal mientras está a bordo de un avión. De hecho, probablemente muchos de nosotros somos culpables de dormitar durante las demostraciones de emergencia. Sin embargo, Raquel Vingard experimentó algo que ningún auxiliar de vuelo querría vivir jamás. A continuación, contaremos la historia de cómo una nota arrugada cambió para siempre su opinión sobre volar.
Conozca a Raquel Vingard
Desde que Raquel tiene uso de razón, viajar ha sido su pasión. Cuando era más joven, soñaba con visitar lugares únicos de todo el mundo, atraída por la aventura y la expectativa de lo desconocido. Siempre había querido visitar las ciudades más grandes, como París y Nueva York. Al terminar el instituto, su madre le sugirió que buscara un trabajo relacionado con los viajes. Sin dudarlo, Raquel decidió que quería ser azafata de vuelo, ya que así podría ver mundo mientras cuidaba de los demás, que era otra de sus grandes pasiones.

Tras completar su formación, Vingard se adaptó inmediatamente a su nuevo trabajo. Le encantaba todo lo que hacía y sabía que había tomado la decisión correcta. Durante unos años, todo fue sobre ruedas. Sin embargo, las cosas estaban a punto de cambiar cuando alcanzó el vuelo número 500 de su carrera.